Arquitectura que refleja una ciudad en constante reconstrucción
Marsella es una ciudad en constante evolución, que se reconstruye sobre sí misma desde hace más de 2.600 años. Como una milhojas, la nueva ciudad se construye sobre los restos de épocas pasadas, y cada nueva construcción puede dar lugar a fascinantes descubrimientos arqueológicos. Los restos más preciados de la antigua Massalia griega, por ejemplo, fueron desenterrados durante la construcción de un centro comercial, y ahora se exponen en el Jardin des Vestiges.
Afortunadamente, muchos edificios han sobrevivido al paso de los siglos para convertirse en parte integrante de la arquitectura marsellesa.
La abadía de Saint-Victor, fundada en el siglo V, es uno de los testigos más antiguos de la Edad Media en Marsella. Construida sobre una antigua cantera y necrópolis paleocristiana, es un ejemplo único de arquitectura monástica fortificada, con sus gruesos muros de piedra y sus torres almenadas. Verdadero bastión espiritual, recuerda el lugar que ha ocupado el cristianismo en la historia de Marsella y sigue acogiendo a los fieles durante las fiestas de la Candelaria.
El Barroco también dejó su huella en la ciudad. La Vieille Charité, antiguo hospicio construido en el siglo XVII por Pierre Puget, alberga hoy un centro cultural con exposiciones y museos. Situado en el barrio histórico de Panier, este edificio de piedra rosa y caliza se organiza en torno a un vasto patio rectangular bordeado de arcadas, con una capilla abovedada en el centro.
Marsella se reinventa constantemente, lanzando nuevos proyectos urbanos y arquitectónicos para apoyar su desarrollo. La remodelación de la fachada marítima con el proyecto Euroméditerranée es un buen ejemplo de la voluntad de la ciudad de modernizarse sin dejar de valorizar su pasado, en particular con la renovación de los Docks de la Joliette.



