Marsella, ciudad de música popular
En Marsella, la música sale a la calle antes de dejar su impronta en los estudios y en la radio. La ciudad de Marsella siempre ha vibrado al ritmo de múltiples influencias: las de los puertos, los exiliados, los barrios populares, los bares, los mercados y los estadios. Aquí, la música es popular en el sentido más noble de la palabra: arraigada en la vida cotidiana, accesible a todos, se nutre de la vida de la gente de cerca y de lejos.
En los años 80, cuando el rap apenas despuntaba en París, Marsella ya se empapaba de funk, reggae, raï, variedad italiana y norteafricana. Los sonidos traspasaban muros y generaciones. La gente baila, improvisa, habla de su vida, comparte sus emociones y aspiraciones. A menudo con rabia, siempre con estilo. Tanto en los barrios del norte como en el centro de la ciudad, los muros se convierten en lugares de expresión del arte callejero y los aparcamientos se transforman en escenarios improvisados.
Esta energía bruta, impulsada por jóvenes en busca de reconocimiento, encontró su válvula de escape en el rap. Rap con acento del sur, letras cinceladas, transportadas por un rico imaginario colectivo, el de una ciudad tan bella como accidentada, tan orgullosa de su pasado como en busca de su futuro.
