village de l'Estaque vue sur les toits et sur la rade

Robert Guédiguian

Un cine comprometido y profundamente marsellés

Figura clave del cine francés, Robert Guédiguian es una voz única y profundamente marsellesa. Este director comprometido ha tocado el alma de Marsella con su cámara, filmando sus barrios populares, su solidaridad y sus luchas con una sinceridad poco común. En una obra a la vez social y poética, da voz a los invisibles y hace de Marsella mucho más que un telón de fondo: un personaje vivo, plural y exuberante en el centro de sus historias.

Un niño de Endoume convertido en cineasta comprometido

Robert Jules Guédiguian nació el 3 de diciembre de 1953 en Marsella, en el barrio popular de Endoume. Su familia encarnaba el alma cosmopolita de la ciudad, con un padre de origen armenio y una madre alemana. Esta mezcla de raíces forjó un complejo sentimiento de identidad que estuvo presente desde su infancia. Él mismo se confiesa «hijo de un pueblo genocida y de un genocida», esta dualidad alimentó una visión humanista y tolerante.

Fiel a sus raíces obreras, se afilió al Partido Comunista Francés en 1968, haciendo del compromiso social un pilar de su identidad. Aunque abandonó el partido en 1979, siguió siendo muy activo y mostró regularmente su apoyo a personalidades de izquierdas.

Marsella se convirtió en el escenario principal de sus películas. Se centra en la «gente pobre», los obreros, los parados, la gente invisible cuyos dramas y solidaridades relata con empatía y lucidez. Sus raíces marsellesas, combinadas con sus convicciones sociales y su herencia multicultural, han dado forma a una obra profundamente comprometida.

Un lenguaje terrenal y franco

Para Robert Guédiguian, Marsella es más que un decorado: se convierte en un personaje. Fiel a sus raíces, Guédiguian filma los barrios populares de Marsella, en particular l’Estaque, con una humanidad innegablemente auténtica. Desde su primer largometraje, Dernier été (1981), este territorio familiar es una entidad viva, donde el mar, el viento y la luz crean una atmósfera muy especial.

La historia de la infancia del director, marcada por los baños en el puerto de L’Estaque, se repite regularmente en sus imágenes: cafés-restaurantes en el muelle, quioscos de música y diques, como tantos hitos impregnados de memoria local. Este amor parece eterno, ya que en La Pie voleuse, su obra más reciente, estrenada en los cines en 2025, Robert Guédiguian vuelve a llevar sus cámaras a las calles y muelles de l’Estaque.

Pero Marsella es más que L’Estaque, y el cineasta explora también otros lugares: la ciudad se extiende hacia el sur, hasta las calanques, en La Villa (2017), y da un paso mar adentro, en las islas Frioul, en Marie-Jo et ses deux amours (2002). Estas películas exploran las diferentes facetas de una ciudad con muchas caras, destacando la solidaridad, la fragilidad y la resistencia de sus habitantes. Y para encarnar a esta Marsella popular y solidaria, Guédiguian siempre ha contado con su trío de fieles actores: Ariane Ascaride, Jean-Pierre Darroussin y Gérard Meylan.

Una filmografía habitada por la ciudad de Marsella

Las películas de Robert Guédiguian forjan un vínculo inquebrantable entre lo íntimo y lo colectivo, con Marsella como ancla constante. A través de los retratos de sus habitantes, compone crónicas humanas profundamente enraizadas en la realidad social de la ciudad. Estos tres largometrajes emblemáticos encapsulan la esencia de su cine: comprometido, solidario y visceralmente marsellés.

Marius et Jeannette (1997)

Este «cuento de Estaque», seleccionado en Cannes y galardonado con el Premio Louis-Delluc, presenta a Marius, vigilante en una fábrica de cemento abandonada, y a Jeannette, cajera de supermercado y madre soltera. En este ambiente obrero, la química entre los dos personajes revela calidez, solidaridad y renacimiento. Guédiguian celebra estos lazos de vecindad que resisten a la precariedad, con una ternura luminosa y una humanidad muy sincera.

La Ville est tranquille (2000)

Este drama sigue la vida de varias personas en Marsella, entre ellas Michèle, una trabajadora del Puerto Viejo que intenta salvar a su hija drogadicta. A través de una galería de personajes de extracción obrera, Guédiguian pinta un sombrío retrato de la sociedad marsellesa enfrentada al desempleo, la soledad y la pérdida de rumbo. La película, rodada en gran parte en l’Estaque, retrata una ciudad lúcida ante las dificultades a las que se enfrenta, y que confía en la palabra y la solidaridad para construir su futuro.

Les Neiges du Kilimandjaro (2011)

Basada libremente en un poema de Victor Hugo, esta película sigue a Michel, un sindicalista despedido, y a su mujer tras un recorte de plantilla en los astilleros. La historia, íntima y solidaria a la vez, celebra la dignidad de la clase trabajadora. Robert Guédiguian revela una Marsella discreta, lejos de los tópicos turísticos. Galardonado en el Festival de Valladolid y con el Premio LUX, este drama social ofrece un mensaje de esperanza profundamente arraigado en la ciudad de Marsella.

Marsella vista por Guédiguian: entre memoria y modernidad

A través de las películas de Robert Guédiguian, Marsella se revela en toda su complejidad: nuestra ciudad es popular, cambia constantemente y demuestra una asombrosa capacidad de recuperación. Guédiguian capta las transformaciones sociales y urbanas que han tenido lugar, desde los antiguos barrios obreros que están desapareciendo hasta los nuevos paisajes moldeados por la renovación económica y las políticas de planificación. Pero más allá de los edificios, las fábricas y los muelles, lo que conserva es una memoria viva y popular. Con él, Marsella es cualquier cosa menos estática: se convierte en una narración, un movimiento, una transmisión. Es un cine arraigado que ilumina el presente sin perder nunca de vista sus raíces.