Un equipo simpático procedente de los cuatro puntos cardinales de Francia, tras una temporada en París, con una cocina abierta, una gran terraza y una bonita sala con una decoración cruda para las noches festivas de los viernes. El menú es sencillo, nada alocado, neo-retro, pero el chef Adrien Tran abrió el restaurante italiano que nos encanta en Marsella, À Moro, y la pandilla se reunió en La Relève, otra muy buena dirección. Son platos que hacen la boca agua. La prueba está en el onglet perfectamente cocinado, que viene de Aubrac, la salchicha es de la misma zona... y a la hora de comer, incluso a las 2 de la tarde, te preparan una mesa. Eso sí que es genial.
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