Descubrir la cala
La cala más bonita de la Costa Azul
Como todo lo bello hay que ganárselo, para descubrirla tendrá que caminar durante aproximadamente 1 hora por el sendero de Douaniers desde Niolon o el puerto de Méjean. El camino es empinado y resbaladizo en algunos tramos, pero ofrece un paisaje espectacular (¡la calanque no es accesible con cochecito!).
Una vez allí, entenderá por qué es tan famosa: ¡el paisaje es magnífico! La isla de Erevine se encuentra frente a la pequeña playa de guijarros, y el viaducto de Baume de Lume, por el que pasa el Train de la Côte Bleue, asoma al fondo. Pero lo más espectacular es, sin duda, el color cristalino del agua: una auténtica invitación al baño. No olvide llevar calzado adecuado para que no le duelan los pies con los guijarros.
La isla de Erevine
El islote es un punto de referencia en las cartas náuticas, y los navegantes fondean alegremente en esta cala para descansar y disfrutar de sus aguas cristalinas. El espectáculo es aún más llamativo al atardecer, cuando el cielo adquiere una bonita tonalidad rosada al reflejarse en los arcos del viaducto. Es aconsejable visitarla en primavera u otoño para aprovechar al máximo su pequeña playa: en verano, la aglomeración puede ser tan grande que quizá no tenga sitio para dejar la toalla.