Admirar la arquitectura moderna
Al llegar al Mucem, me tomo un momento para admirar el antiguo muelle portuario J4, situado frente al mar y a la salida del Puerto Viejo de Marsella. Me gusta el edificio, con una arquitectura moderna, depurada y única en la ciudad.
Empiezo paseando por el interior del museo, que, gracias a su arquitectura y a sus 15 000 m² de malla que envuelven el edificio, despierta los sentidos: ambientes luminosos, sensaciones táctiles de los materiales, ambientes sonoros y vistas panorámicas que se alternan.


Descubrir Marsella y sus civilizaciones
Comencé mi visita al museo por la exposición permanente «Conectividades», que me sumergió directamente en la historia de las grandes ciudades portuarias del Mediterráneo.
La exposición propone seguir los pasos del historiador Fernand Braudel y abordar con él la historia del Mediterráneo en los siglos XVI y XVII, como si se tratara de un personaje cuya historia hay que contar inscribiéndola en la larga duración, hasta llegar a cuestionarla en la época contemporánea.
Esta historia urbana me hizo saltar en el tiempo y me invitó a descubrir la evolución de los territorios portuarios contemporáneos: Casablanca, El Cairo, las megalópolis de Estambul o Marsella.
Un descanso en los jardines colgantes
Es casi mediodía, el sol empieza a calentar. Paseando por los pequeños senderos de la azotea del Mucem, la vista de la bahía de la ciudad es magnífica. Sigo paseando por el recinto del edificio, rodeada por el suave reflejo del sol que crea la arquitectura del museo. En el exterior, los bancos invitan a sentarse a la sombra de los olivos, símbolo de la Provenza.


¿Dónde comer en el Mucem?
El Mucem de Marsella ofrece cuatro espacios de restauración que celebran la diversidad culinaria mediterránea.
Bouillant, ideado junto con el chef estrella Alexandre Mazzia, revisita el espíritu del caldo marsellés en un entorno contemporáneo.
En la azotea, La Terrasse – Michel par AM ofrece comida callejera mediterránea inspirada en el food truck del chef.
En la planta baja, Le Kiosque ofrece una pausa gastronómica rápida y soleada.
Por último, en el Fort Saint-Jean, Le Café du Fort, dirigido por la chef Manon Flament, ofrece una cocina local, creativa y acogedora con vistas al mar.






