Restaurante ecléctico con encanto del viejo mundo, que ofrece un menú tradicional y una selección de vinos regionales.
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Cuando el viejo campanario se apaga en el Panier, es la Mesa de los Agustinos la que toma el relevo. Esta nueva dirección se encuentra en la pequeña plaza del mismo nombre, Place des Augustines, con una encantadora terracita a la sombra de un plátano y algunos edificios históricos selectos a su alrededor (el mismo lugar donde un tal Napoleón pasó una noche).
En la carta de este restaurante, abierto por jóvenes talentos, encontrará cocina sureña bañada por el sol, cordero con acompañamiento...