Crèche Chartreux

Los belenes de Provenza

El arte vivo en el corazón de las tradiciones navideñas

En Provenza, y especialmente en Marsella, la Navidad está indisolublemente ligada a los belenes provenzales. Con santones elaborados con técnicas ancestrales, ferias tradicionales que dan vida a ciudades y pueblos, y belenes vivientes, todo un patrimonio cultural renace cada fin de año.

Historia de los belenes en Provenza

Los belenes tienen su origen en Italia, en la Edad Media, pero no despegaron realmente en Provenza hasta el siglo XVIII. Prohibidos en las iglesias durante la Revolución Francesa, encontraron refugio en los hogares. Fue entonces cuando aparecieron los primeros santones (del provenzal santoun, que significa «pequeño santo»), pequeñas figuritas de arcilla modeladas a mano por artesanos santones.

El rasgo distintivo del pesebre provenzal es que incorpora, junto a la escena bíblica, todo un mundo rural típico de Provenza: pescadores, pastores, lavanderas, un tamborilero, un ravi, un molinero, un moledor… Un vibrante homenaje a la vida cotidiana de antaño.

Aún hoy, la cuna provenzal se presenta en una variedad de escenarios detallados, pueblos en miniatura y paisajes auténticos, que ponen de relieve este patrimonio cultural único.

Los primeros maestros santonniers aparecieron en el siglo XIX. La primera feria del santón se celebró en Marsella en 1803. Marsella se convirtió entonces en la capital de los santones.

Belenes en Marsella y familias de la Provenza

En Marsella, como en el resto de la Provenza, el belén es mucho más que una simple decoración navideña: es un auténtico ritual familiar. Desde finales de noviembre, las familias sacan sus santones y, durante unas semanas, estos «personajillos» de terracota salen de sus cajas para reencontrarse con la luz, dando vida a un universo en miniatura que captura el espíritu de la Navidad.
La cuna suele colocarse sobre un mueble o en un rincón de la habitación (normalmente en el salón). A menudo se decora con musgo recogido en el bosque, papel de roca, corcho, pequeñas luces o un espejo que representa un arroyo o un lavadero.
Según la tradición, el Ravi (símbolo de la alegría y la inocencia) es el primer personaje que se coloca. El Niño Jesús no se instala hasta la medianoche del 24 de diciembre, mientras que los Reyes Magos se incorporan a la escena el 6 de enero, colocados a la derecha del establo. La Virgen María se sitúa junto al asno y José junto al buey. La colocación de los santones nunca se deja al azar; todos deben dar la impresión de dirigirse hacia el establo donde tiene lugar la Natividad. De este modo, se pone en marcha todo un ritual y cada cual da rienda suelta a su imaginación a la hora de decorar.

La Foire aux Santons, una cita ineludible

Fundada en 1803, la Feria de los santones de Marsella es la más antigua de Francia. Se celebra cada año en el Puerto Viejo y acoge a fabricantes de santón de toda la región, de los que hay una veintena.
A diferencia de antaño, los santones de hoy se fabrican con arcilla roja y se cuecen en un horno a más de 800 grados centígrados para que resistan el paso del tiempo.

En la Feria de Marsella encontrará santones de arcilla pintados a mano y vestidos de diferentes tamaños, adornos artesanales (molinos, puentes, fuentes, rediles, etc.) y accesorios en miniatura.
La Feria del Santón se inaugura cada año el tercer fin de semana de noviembre y se clausura el último día de las vacaciones escolares, en enero.

Aubagne, capital de los santones y la cerámica provenzal

Si Marsella es conocida como la capital histórica de la Feria del Santón, Aubagne es uno de los principales centros de la cerámica provenzal. Cada año, durante las fiestas, la ciudad acoge su propia Feria del Santón y de la Cerámica, una cita ineludible para los aficionados a la artesanía tradicional.

Aubagne alberga también el famoso Village des Santons, una cuna monumental de casi 4.000 santones que ocupa más de 230 m². Un lugar mágico de visita obligada que sumerge al visitante en el corazón de la tradición provenzal.

Belenes vivientes, una tradición festiva y popular

En Provenza, numerosos municipios mantienen la tradición de los belenes vivientes, espectáculos populares en los que la población local interpreta a personajes provenzales y recrea la Natividad en un entorno natural o en un pueblo.
Acompañados de canciones provenzales y música de galoubet y pandereta, estos belenes vivientes sumergen a pequeños y mayores en la auténtica magia de la Navidad provenzal.

Ferias del Santón, belenes familiares, exposiciones, talleres de artesanía, espectáculos en vivo… La Provenza, y Marsella en particular, ofrecen una oportunidad única para sumergirse en la magia de los belenes provenzales. Mezcla de tradición, artesanía y emoción, los belenes siguen siendo uno de los símbolos más fuertes de las fiestas en el sur de Francia.
Tanto si es un apasionado de la artesanía, un amante de las tradiciones locales o busca una excursión en familia, una visita a los belenes provenzales es imprescindible durante las fiestas.