







La Corniche.
Este hermoso paseo marítimo, desde el Anse des Catalans hasta el Parc Balnéaire du Prado, ofrece magníficas vistas de las islas Frioul y del castillo de If.
Este hermoso paseo marítimo, desde el Anse des Catalans hasta el Parc Balnéaire du Prado, ofrece magníficas vistas de las islas Frioul y del castillo de If.
La Corniche.
Este bonito paseo que domina el mar desde la ensenada de los Catalanes hasta el Parque Balneario del Prado nos permite descubrir vistas magníficas de las islas del Frioul y el castillo de If. En 1848, se decidió crear una carretera que bordeara el mar para dar trabajo a los muchos parados que había en esa época, y así se crearon los Talleres Municipales y se contrataron a 8 000 obreros. Se abre la carretera, de 25 m de ancho, en dos tramos, el primero hasta la ensenada de la Falsa Moneda y el segundo hasta el Pharo, residencia imperial de Napoleón III. Las obras duraron 15 años. Desde los años veinte, la Corniche se convirtió en un paseo muy concurrido por los Marselleses gracias a la línea de tramway que iba hasta allí ¡que podía llevar hasta 20 000 pasajeros el domingo con salidas cada 5 minutos!
El paseo mide hoy 5 km de largo. Fue acondicionado de nuevo a finales de los cincuenta y se le dio el nombre de Corniche J. F. Kennedy en 1963. En el siglo XIX, los ricos comerciantes se construían casas magníficas de las cuales aún quedan muy buenos ejemplos. Están escondidas, protegidas de las miradas de los curiosos, en parques con una frondosa vegetación. Erguida por encima del mar, se puede ver una inmensa hélice de color claro, escultura realizada por César, en 1971 en honor a los repatriados del norte de África…
La apertura por completo de la Corniche durante el Segundo Imperio supone la ocasión ideal para que la burguesía marsellesa adinerada se construya casas de lujo. Lo normal es pasar allí unos días, de vez en cuando, en primavera, justo antes de las vacaciones de verano en la casa de campo.
Los negociantes y armadores se rodean de arquitectos y escultores de renombre para que les construyan una especie de “locuras”, casi con tanta fantasía como en el siglo XVIII. En efecto, las referencias históricas son numerosas si observamos detenidamente estas casas, cuyos ejemplos más notables son el Château Berger y la Villa Valmer.
Villa Valmer: la villa Vague à la Mer fue edificada en 1865 por el arquitecto marsellés Condamin, es de estilo renacentista, en la cumbre de un amplio parque de especies vegetales tropicales que trajo de sus viajes a Oriente el propietario, un rico negociante de oleaginosos. La casa pertenece hoy la Ciudad de Marsella. Château Berger: fue construido por el barón Houitte de la Chesnaye en 1860, de estilo renacentista francés del Château de Chambord. Actualemente es un centro de talasoterapia.
Este bonito paseo que domina el mar desde la ensenada de los Catalanes hasta el Parque Balneario del Prado nos permite descubrir vistas magníficas de las islas del Frioul y el castillo de If. En 1848, se decidió crear una carretera que bordeara el mar para dar trabajo a los muchos parados que había en esa época, y así se crearon los Talleres Municipales y se contrataron a 8 000 obreros. Se abre la carretera, de 25 m de ancho, en dos tramos, el primero hasta la ensenada de la Falsa Moneda y el segundo hasta el Pharo, residencia imperial de Napoleón III. Las obras duraron 15 años. Desde los años veinte, la Corniche se convirtió en un paseo muy concurrido por los Marselleses gracias a la línea de tramway que iba hasta allí ¡que podía llevar hasta 20 000 pasajeros el domingo con salidas cada 5 minutos!
El paseo mide hoy 5 km de largo. Fue acondicionado de nuevo a finales de los cincuenta y se le dio el nombre de Corniche J. F. Kennedy en 1963. En el siglo XIX, los ricos comerciantes se construían casas magníficas de las cuales aún quedan muy buenos ejemplos. Están escondidas, protegidas de las miradas de los curiosos, en parques con una frondosa vegetación. Erguida por encima del mar, se puede ver una inmensa hélice de color claro, escultura realizada por César, en 1971 en honor a los repatriados del norte de África…
La apertura por completo de la Corniche durante el Segundo Imperio supone la ocasión ideal para que la burguesía marsellesa adinerada se construya casas de lujo. Lo normal es pasar allí unos días, de vez en cuando, en primavera, justo antes de las vacaciones de verano en la casa de campo.
Los negociantes y armadores se rodean de arquitectos y escultores de renombre para que les construyan una especie de “locuras”, casi con tanta fantasía como en el siglo XVIII. En efecto, las referencias históricas son numerosas si observamos detenidamente estas casas, cuyos ejemplos más notables son el Château Berger y la Villa Valmer.
Villa Valmer: la villa Vague à la Mer fue edificada en 1865 por el arquitecto marsellés Condamin, es de estilo renacentista, en la cumbre de un amplio parque de especies vegetales tropicales que trajo de sus viajes a Oriente el propietario, un rico negociante de oleaginosos. La casa pertenece hoy la Ciudad de Marsella. Château Berger: fue construido por el barón Houitte de la Chesnaye en 1860, de estilo renacentista francés del Château de Chambord. Actualemente es un centro de talasoterapia.