La citerne des Moulins

Los grabados del siglo XVII muestran una quincena de molinos. Hoy sólo quedan tres, desgraciadamente engullidos por el tejido urbano. El uso del agua como fuerza motriz obligó poco a poco a los molinos a cesar toda actividad. A mediados del siglo XIX, la ciudad mandó demoler los edificios existentes para crear una plaza arquitectónicamente homogénea.
Este enorme embalse está formado por una estructura con pequeñas bóvedas de ladrillo que descansan sobre 160 pilares de piedra de Cassis de 5 metros de altura y separados 4 metros en una dirección y 2 metros en la otra. Sobre estas bóvedas (arcos rebajados) se colocó una capa de tierra vegetal de aproximadamente un metro de espesor para interceptar la acción del sol sobre el agua. Desde entonces, la superficie superior se ha cubierto con materiales viarios utilizados para la urbanización de la plaza des Moulins.
La construcción de esta cuenca, emprendida simultáneamente con la de las cuencas de las colinas de Longchamp y Bpnaparte-Puget, permitió regularizar el servicio de abastecimiento de agua de la ciudad. Esta operación, iniciada durante la primera mitad del siglo XIX, se vio entonces limitada tras la construcción de la cuenca de Sainte-Marthe en la derivación de la cuenca de Longchamp. El agua se distribuía desde esta última a través de tuberías de hierro fundido, que a su vez transportaban el agua por tuberías secundarias conectadas a las tuberías principales. El agua se filtraba previamente en el embalse bietápico de Longchamp y desde la etapa inferior de la cuenca de Longchamp se tendía la conducción de Moulins.
Se están estudiando varios proyectos de acondicionamiento de la cisterna de Moulins, que permanece cerrada porque aún no están garantizadas las normas de seguridad para su visita.